La unión (del Sants) hace la fuerza

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La palabra "unión" proviene del latín unio: "acción y consecuencia de juntar varios elementos y convertirlos en un conjunto". Por el distrito de Sants-Montjuïc -uno de los más extensos de Barcelona-, concretamente en el Carrer de l’Energia, conocen al dedillo el significado del término, tanto que incluso permanece implícito en el nombre de la entidad: Unió Esportiva Sants.

Llega el domingo y vecinos, familiares e integrantes de las categorías inferiores se dan cita en el Camp de l’Energia para ver y apoyar a su equipo. Los alrededores del césped están repletos de jóvenes santsencs, del barrio de Sants, con el chándal del club y algún que otro balón. Cuando comienza el partido, animan a los suyos detrás de la portería contraria a la espera de que el árbitro indique el descanso para saltar al campo en masa y ser uno de los afortunados que meta un gol.

La conexión entre los canteranos más pequeños y los jugadores del primer equipo es más que evidente. Mientras cubría el partido que enfrentaba a la UE Sants y al Santfeliuenc FC de la fase de permanencia de la 3ª RFEF, les oía hablar sobre Miguel Martínez, el '10' del conjunto blanquiverde, para el que solo tenían palabras de admiración. Esa misma tarde, Miguel y Cala, compañeros de equipo, iban a ser partícipes de la imagen de la jornada. En unos últimos minutos de infarto, Cala aprovechó un rechace del guardameta para poner el 2 a 0 y desatar la locura por las nubes de Sants. Segundos más tarde acabaría el partido. Los santsencs se colocaban, a falta de dos jornadas, a tres puntos de ser equipo matemático de 3ª RFEF la próxima temporada. En ese instante, cerca de una veintena de niños saltaron al campo en busca del '10' para celebrar, en forma de piña, una victoria que, sin dudas, significaba media salvación. Los dos jugadores se fundieron con ellos entre saltos y cánticos; firmaron, sin lugar a dudas, una de las estampas más bonitas del año.

EL RESURGIR DE LA GLORIOSA

Pero para levantarse, primero hay que caer. Solo así, se valoran realmente las victorias. El 10 de enero, en la jornada 11 de la fase regular, la UE Sants encajó dos goles seguidos en los minutos 89′ y 90′, respectivamente, que sellaban la remontada (2-1) del Banyoles y mandaban al cuadro blanquiverde a la última plaza con tan solo 5 puntos. "El lunes después del partido fue todo un punto de inflexión", recordaba Uri Antonell, portero y uno de los capitanes, que echaba la vista atrás consciente de que el camino no ha sido fácil. Levantar el ánimo y hacer creer a todo un grupo, y más después del gran palo en Banyoles, es una tarea complicada solo al alcance de muy pocos técnicos, entre ellos Tito Lossio, director de orquesta y uno de los máximos responsables de que la UE Sants disfrute de la 3ª RFEF en el año de su centenario.

Aquel lunes 11 de enero comenzó el resurgir de La Gloriosa. "¿La clave? La cohesión del grupo, tanto en las derrotas como en las victorias", me decía Uri con una sonrisa de oreja a oreja al ver el ambiente de celebración que se respiraba en el Camp de l’Energia. Qué difícil es no bajar los brazos cuando el esfuerzo y el sacrificio son enormes, pero los resultados no acompañan. Me imagino un silencio sepulcral, previo a la charla post-partido, en un vestuario repleto de caras largas conscientes de que el domingo se les escaparon los tres puntos. Tras ella, un grito al unísono: ¡UE SANTS!

Los jugadores y el cuerpo técnico saltaron a entrenar con la mente puesta en darle la vuelta a la tortilla y con la confianza depositada en que la recompensa al trabajo llegaría. Y así fue. Los santsencs cortaron la mala dinámica y encadenaron tres victorias consecutivas.

El equipo finalizó el primer tramo de la temporada en octava posición con muy buenas sensaciones, tres victorias y un empate en los últimos cuatro partidos, sin embargo, los 24 puntos que sumaban no fueron suficientes y pasaron a disputar la fase de permanencia en 3ª RFEF.

TRANSFORMAR EL CAMP DE L’ENERGIA EN UN FORTÍN INFRANQUEBLE, CLAVE PARA LA SALVACIÓN

Después del atascado inicio de temporada, el milagro santsenc debía comenzar a gestarse en casa, junto a los suyos. Todos conocemos algunos ejemplos de equipos a los que es especialmente complicado ganar a domicilio; el Sants se convirtió, en la segunda fase de la temporada, en uno de ellos.

El 21 de febrero, en un partido contra el Cerdanyola CF (1-3), equipo recién ascendido a 2ª RFEF, fue la última vez que el Sants perdió ante su gente. A raíz de aquella jornada, el cuadro de Tito Lossio cosechó 5V-3E-0D como local. Proyectar esa imagen de fortaleza, en contraste con el primer tramo del curso, al resto de conjuntos de la categoría y dotar al equipo de la confianza y sensaciones positivas para saber que pueden ganarles a cualquiera fue obra, entre otros factores, de Tito Lossio.

El técnico diseñó un estilo de juego adaptado a las condiciones del terreno de juego y a la capacidad de la plantilla, donde el 4-4-2 fue innegociable. "Conocemos las dimensiones y estamos acostumbrados al césped; sabemos que es muy complicado jugar en este campo", aseguraba Uri. El primer paso para alcanzar la victoria pasaba por un bloque bajo robusto y contundente, liderado por Gerard Batalla y cubierto con garantías, en última instancia, por Uri Antonell, que neutralizase las transiciones ofensivas de los rivales. La profundidad podía llegar desde atrás, con las internadas hasta línea de fondo de los laterales, Abdul y Rubi, o a través de Cala, extremo habilidoso con gran capacidad para el desborde. En el medio del campo, la pareja de pivotes Miguel-Ot Serrano se complementaba a la perfección, uno con carácter más ofensivo y el otro más posicional; ambos con una buena lectura de los tiempos del partido, buen desplazamiento de balón y el pensamiento entre ceja y ceja de no dar un balón por perdido. Las posesiones más largas del Sants solían terminar por fuera: mover rápido para generar espacio y buscar el centro lateral al área, donde esperaban hambrientos otra pareja que se entendió a las mil maravillas, Favio Osorio y Guillermo Torres.

El tándem se apreciaba en este tipo de jugabas que tenían interiorizadas: Guille bajaba a recibir y arrastraba consigo a su marca -lo que generaba espacios-, temporizaba con un buen juego de espaldas y descargaba a los mediocentros. Mientras tanto, Favio, con su buena arrancada, realizaba un desmarque de ruptura para aprovechar el hueco de su compañero y darle la opción al mediocentro o al extremo de que le filtrase el pase interior. Con la temporada lista, Guille acabó la temporada como máximo anotador del conjunto santsenc (7 goles) y Favio terminó con 5 tantos, todos ellos en la segunda fase. Para un delantero estar en sintonía con el gol es crucial; tener a los dos enchufados como los tenía Tito Lossio en el tramo más importante es una muestra más de creer en un estilo de juego, de confiar en tus jugadores y de serle fiel a una idea, donde la palabra "rendir(se)" no tiene cabida y sí la tiene el sacrificio, la lucha y el trabajo, porque si por algo se caracteriza el juego de la UE Sants, es por bregar cada balón como si fuera el último, correr hasta que las piernas no den más de sí y ser un grupo humano donde van todos a una.

CELEBRACIONES, BENGALAS Y DESPEDIDAS

El Sants se despedía de la temporada, en casa y con los deberes hechos, en un derbi contra la Montanyesa. Antes del pitido inicial, se olía un ambiente de celebración y alegría por los alrededores del césped. La afición blanquiverde vistió de gala su sector con flecos de los colores del equipo, prepararon el bombo, la mesa en la que venden las prendas de su grupo de animación y afinaron las gargantas para celebrar y despedir al equipo por todo lo alto.

Otro ejemplo más de lo unida que está la entidad se produjo antes del pitido inicial. El conjunto alevín había conquistado el título liguero y, como reconocimiento, el primer equipo le hizo un pasillo que estoy seguro que les costará olvidar. Acto seguido, la afición se despidió entre ovaciones de Montserrat Dot, presidenta de la entidad que deja el cargo, y le hizo entrega de un ramo de flores.

El partido terminó con 1-1 con gol de Joan Verdú, exjugador del RCD Espanyol y mediocentro de la Montanyesa, en el último minuto. Aún así, la celebración por haber conseguido la permanencia estuvo a la altura de la segunda vuelta del equipo: la afición prendió las bengalas, mientras el equipo se acercaba a agradecerle todo el apoyo. Toda la familia que forma la UE Sants permanecerá el año que viene en 3ª RFEF, más fuerte y unida que ayer, pero menos que mañana.

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